De niña,
y a la orilla del río,
esperabas el salto del sol
y sobre la tez de las aguas
la sombra en guijarros y arena
Y saber de tu nombre Beatriz .
Y preguntabas en ti sumergida,
lo que pudieran saber de la vida
los secos bordes del río .
Soñabas con nombres
en guijarros y arena
hasta el dolor de tus pieles
y en tus pasos por grandes ciudades sin ríos .
Volviste al río de infancia buscando los brillos
en la tez de las aguas
pero tus ojos
eran ajenos a esa chispa encendida
porque tu nombre ya no era Beatriz .